"Y todo libro ha de tener algo de bomba." María Zambrano
Ya hemos hablado de que la literatura es para valientes, porque implica ir "más allá", superar lo aparente y viajar con nuestra imaginación hacia territorios desconocidos. El arte que conmueve va unido a la transgresión.
Cuando escribimos un relato esta transgresión se hace más evidente. Crear una historia que conmueva a los lectores empieza por plantear una situación en la que "la norma" o "lo correcto" se pone en entredicho. Surge un conflicto.
Un ejemplo: "La bella durmiente", un cuento clásico contado y recontado por múltiples autores. Es la historia de una princesa que se queda dormida a causa del hechizo de un bruja que sus padres no invitaron al bautizo.
Si los padres hubiesen invitado a la bruja, nada de aquello habría ocurrido.
Si la princesa no hubiese encontrado la rueca, no se habría dormido... y el cuento tampoco existiría.
A nadie le interesa la historia de una princesa que nace, crece, se casa con el consabido príncipe y se muere ya viejita. ¡Tienen que pasar cosas!
Y esa ruptura del equilibrio le da sentido y tensión a la historia.
Ahora queremos saber cómo se recupera el equilibrio, si es que se recupera.
El conflicto es el centro de la narración.
Juguemos a crear bombas literarias.
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